El consumismo navideño en nuestro país, el más alto de Europa, ha hecho que en los últimos años haya surgido una corriente entre los padres de control sobre la percepción que los más pequeños tienen de estas fechas festivas. La llegada de las luces, los anuncios de regalos, los paseos por los centros comerciales y la emotividad propia de la Navidad, consiguen sumergir a los niños en un estado de excitación que puede, si no se canaliza adecuadamente, volverse en su contra y ser difícil de manejar por los adultos.
Cada vez es más difícil encontrar el «Espíritu Navideño» original. La doctora Rosa María Ibáñez, psicóloga infantil, lo explica. «Es importante ayudar a los más pequeños a discernir en qué consisten estas fechas. Hay que cambiar la percepción que tienen de la Navidad, únicamente ligada al consumo. Son extremadamente inteligentes y es deber de los padres infundirles sensatez y sentimiento social».
Actividades y valores sociales que fomentar en los más pequeños estas Navidades
El periodo navideño pasa pronto y rápidamente volvemos a las rutinas absorbentes del día a día. «Se trata de llevar a cabo diferentes acciones ajustadas a su edad, que serán muy útiles para su desarrollo a lo largo de la vida. Pero, sobre todo, se trata de vivirlo, de predicar con el ejemplo, contárselo de forma entusiasta e integrarles».
–Gratitud: una práctica que ayuda a los niños a valorar lo que tienen y lo que reciben es sentir que pueden aportar algo suyo para ayudar a los demás. Cada año, por estas fechas, al igual que Papá Noel o los Reyes Magos, los más pequeños pueden hacer su bolsa o caja de regalos para los niños que no tienen, seleccionando ellos mismos, entre su ropa y juguetes que ya no usan porque ya «son mayores».
–Generosidad y Solidaridad: Hacerles partícipes activos de determinadas acciones, como las «operaciones kilo», o la compra de artículos «solidarios», pueden ir introduciéndoles al comercio justo y fomentan en ellos el orgullo de compartir más allá de sus familiares y amigos.
–Empatía y atención a los demás: estas fechas de vacaciones en la que nos reunimos con los familiares, se pueden fomentar acciones dirigidas a cuidar de los más mayores haciendo especialmente partícipes a los más pequeños. «Llevar a los abuelos a desayunar, de paseo, ayudarles a hacer la compra o a vestirse si lo necesitasen. No se trata tanto de hacer algo especial, sino de dar mayor relevancia a las acciones diarias o habituales que puedan hacer por ellos». A más mayores se les puede animar a aprovechar sus vacaciones para apuntarse algún tipo de voluntariado dirigido a hacer que los que más lo necesitan pasen unas buenas navidades.
–Familia, unión y amistad: los encuentros navideños con familiares y amigos son una ocasión estupenda para fomentar en los jóvenes sentimiento de amistad y unión. «Hacerles partícipes de alguna forma, como elaborando un plato especial con ellos para la comida o la cena, o preparar e interpretar algún tipo de teatro o representación puede ser un estupendo pasatiempo familiar y toda una lección educativa y de integración».
–Humildad: es uno de los grandes valores de la sociedad. Una de las acciones que les enseñará el valor de la humildad y el sacrificio, es proponerles pedir en su carta a los Reyes Magos un regalo para otra persona, enseñándoles a determinar qué necesitan y qué no. «Se les puede orientar y, limitando los regalos, proponerles que uno de ellos sea un regalo que necesitan, otro que sea lo que les apetezca, otro que les enseñe algo y un último regalo para una persona que lo necesite. Quizá el abuelo necesita unas gafas, la prima necesita unos zapatos o papá unas tijeras nuevas para las manualidades del cole».
Los expertos inciden en que, en todo caso, lo más importante es fomentar la alegría y la felicidad, siendo consecuentes con lo que hacemos y transmitimos a los niños. «Se trata de canalizar toda la energía de los más pequeños hacia lo que realmente merece la pena, aprovechando para experimentar emocionalmente todo lo que en otras épocas del año no se puede disfrutar», concluye.